Con esta afirmación, el Cardenal Marc Ouellet, Prefecto de la Congregación para los Obispos y Presidente de la Comisión Pontificia para América Latina, hizo hincapié en la religiosidad de nuestro continente que se vincula con el sentido de la unidad de la sinodalidad: “Queridos participantes de esta Asamblea eclesial, una Iglesia sinodal en América Latina será mariana o no será. Esto no lo digo por mera devoción, lo digo por los hechos que imponen pensar el futuro de América Latina a la luz del camino mariano de nuestras iglesias a lo largo de los siglos. La experiencia de San Juan Diego al encontrarse con la Virgen de Guadalupe, al llevar una buena noticia al obispo Zumárraga, y en el fondo, al estar disponible para construir comunión y reconciliación, nos educa en la verdadera sinodalidad que puede renovar a la Iglesia”.

También se refirió a los tres planos de una Iglesia sinodal en la actualidad. “Participación, comunión, misión son las tres dimensiones de una Iglesia sinodal que el Papa Francisco delineó para orientarnos en la escucha del Espíritu Santo. La participación supone despertar la fe, para que nos pongamos todos y todas en camino, que vayamos hacia Jesús, que encontremos a María junto a su Cruz, que nos congreguemos en el Cenáculo para comulgar a su cuerpo y su sangre, que salgamos a la calle para dar testimonio de su resurrección. (…) Despertar la fe, acoger el don de la comunión trinitaria en el banquete eucarístico, compartir con todos desde la caridad la gracia de ser discípulos misioneros de Jesús, yendo a los más pobres, que son tan necesitados del pan de la esperanza como del pan de cada día. Ser discípulos verdaderos significa ser misioneros pues si no tenemos ganas de transmitir a Jesús como buena noticia del Reino ya iniciado, eso significa que no lo hemos encontrado, que no lo conocemos, que no sabemos la diferencia entre ser curado de la lepra y ser curado de la incredulidad. “Tu fe te ha salvado!”, señaló el Cardenal Ouellet.