Abelardo Manuel Gamarra Rondo, nació el 31 de agosto de 1852 en Sarín, provincia José Faustino Sánchez Carrión, sus padres fueron Manuel Guillermo Gamarra y Jacoba Rondo Quesada.
Pasó su infancia en Huamachuco, estudió primaria en el Colegio Nacional San Nicolás y en 1865, se trasladó con su padre a Lima para iniciar sus estudios secundarios en el Colegio Nacional Nuestra Señora de Guadalupe.

En la guerra con Chile, participó como soldado en las batallas de San Juan y Miraflores, ocupada la capital por tropas chilenas, salió de Lima para unirse al movimiento de resistencia dirigido desde la ciudad de Trujillo por el contralmirante Lizardo Montero en coordinación con el coronel Andrés Avelino Cáceres.

Luego viajó a Huamachuco, donde fundó en 1881 el periódico de resistencia “La Bandera del Norte” y combatió el arreglo de paz propuesto por Miguel Iglesias.
En 1883, estuvo en Arequipa como representante de la provincia de Huamachuco al Congreso Nacional convocado por Montero y se opuso a la cesión territorial de Tarapacá, aprobada por el gobierno provisional de Montero el 19 de junio de 1883 y finalmente al Tratado de Paz firmado por Iglesias con los chilenos el 20 octubre de 1883.

Es pertinente mencionar que fue Abelardo Gamarra Rondo, quien en 1879 denominó como «marinera» al baile que simboliza el mestizaje hispano, amerindio y africano, hasta entonces conocido como zamacueca o chilena, en honor al almirante Miguel Grau y a los valientes marineros que lo acompañaron en Angamos el08 octubre de 1879.

En 1886, es elegido diputado por Huamachuco y en ese mismo año, escribe:

“La batalla de Huamachuco y sus desastres”.

Crónica que nos hace conocer las fortunas y adversidades del general Andrés Avelino Cáceres en sus esfuerzos por conformar un ejército entre los años 1881 y 1883 para continuar la resistencia frente al invasor, que ocupaba la capital, y a la vez muestra la lucha y división de la clase dirigente nacional, unos, por seguir la guerra en aras de fatigar al enemigo y negociar las mejores condiciones de paz y otros, por terminar la guerra, hacerse del control del gobierno y firmar una paz, sin condiciones; lógicamente, ésta última opción era apoyada por el ejército chileno, incluso con medios y armas para quienes seguían a Miguel Iglesias, para que combatieran a los que partidarios de la resistencia en los andes, al mando del general Andrés Avelino Cáceres.

La historiografía de Abelardo Gamarra sobre la Campaña de la Breña, abunda en hechos heroicos, algunos anecdóticos y otros indignantes, la crónica “La batalla de Huamachuco y sus desastres, nos comparte: “la frustración del caudillo que lucha contra el invasor extranjero, contra sus compatriotas felones, contra el clima y la dificultad del terreno (Cáceres perdió en una marcha bajo la tormenta casi la mitad de su ejército, entre extraviados y caídos en los precipicios)”.

En su parte central, el texto antes citado, nos describe:
“las acciones de la batalla de Huamachuco, desde la víspera, 9 de julio, hasta las consecuencias de la derrota peruana: el saqueo, asesinatos, violaciones y otros actos infames del vencedor”, en la brillante pluma de Abelardo Gamarra, el Tunante.

Recordemos que la batalla de Huamachuco es el último hecho de armas significativo de la guerra con Chile; la derrota de Cáceres fortaleció a Iglesias y sus seguidores (de quienes se dice, celebraron la derrota en Huamachuco con fuegos pirotécnicos en Cajamarca).

Veamos una parte del relato de Abelardo Gamarra, cuando nos cuenta como el taita Cáceres, junto al Batallón Tarma, reclutado por él en la Perla de los andes, arengándolos, está dispuesto a morir junto a ellos en la batalla:

“…En los momentos más supremos, comprometidos en el choque ya todas nuestras fuerzas, el ultimo Batallón que llegó para entrar en acción fue el Tarma, al llegar adonde se hallaba el general, que, con serenidad y talento, observaba los más insignificantes incidentes de la batalla,» Hijos míos», les dijo, con aquella cariñosa familiaridad que ha acostumbrado con su tropa, » Ha llegado el momento de la prueba: tócame acompañaros, como recordareis que lo ofrecí:

¡Valientes tarmeños vuestra divisa ha sido siempre: vivir con Honra o sucumbir con Gloria: ¡Adelante! ¡A cumplir con nuestro deber! ¡Viva el Perú!

“Un viva prolongado resonó en las filas del Tarma, que con su general a la cabeza, se lanzó a la pelea, cuando ya el heroísmo era el único escudo de nuestros destrozados batallones….
Sangriento fue el combate del Tarma, que hecho pedazos en una lucha desigual ,vio al caudillo sereno y valeroso que le condujo hasta aquella tumba de gloria, en medio de la caballería enemiga, abrirse paso revólver en mano, acompañado de su secretario el denodado coronel Florentino Portugal”.

“Eran las doce en punto del día 10 de julio de 1883. La derrota se había declarado »

“Una hora después, a tres cuartos de legua de distancia de Purrumpampa, en el camino del inca, el general Cáceres desmontado, con los brazos cruzados sobre el cuello del “Elegante”, levantó la cabeza y vio al coronel Borgoño, que echando pie a tierra avanzó hacia él.
El general le abrió los brazos, ambos amigos se estrecharon, y una lágrima silenciosa rodó por sus mejillas: era la expresión de un mismo duelo.
Después de un rato de silencio.
– No sé, dijo Borgoño, si habremos cumplido, mi general, nuestro deber.
– Todos han cumplido con su deber, contestó lacónicamente el genera, solo que aún no se cansa nuestra fatalidad”.

¡Honor y gloria a los soldados breñeros del Perú!

¡esto huele a patria!

General EP Fernando Leoncio Acosta Rodríguez.

Fuente:
– “La guerra entre el Perú y Chile 1789 – 1883, Andrés Avelino Cáceres”.
– “Gamarra Abelardo (1852-1924)- 2016, César Salas,mcn,http://xn--biografas-m5a.com/”.